Si bebes...
Tras semanas de frío y sequía, la víspera habían llegado unas nubes orondas y generosas como las Gracias de Rubens a amamantar los desnutridos campos y a sacarle brillo al adoquinado urbanita. En el clan Hélix se bababan de la emoción así que, pese a que eran unas fechas un tanto impropias, se decidieron a salir a celebrarlo por todo lo alto con otros clanes amigos.
Qué gran bacanal aquella.
Lo que todos preveían como un late-picnic terminó siendo una oda dionisíaca con los mejores manjares al alcance de los invitados, todo a cuenta de los Hélix. La ocasión bien lo merecía pues el primer retoño del clan cumplía 1 mes y mamá Hélix, nuevamente encinta, acababa de dar a luz a su segundo retoño. Y por si fuera poco había llovido, lo que multiplicaba de forma exponencial el ya de por sí inconmensurable apetito sexual de los Hélix.
Al no ser una familia de costumbres muy ortodoxas, tan pronto los pequeños se durmieron en los laureles, los melopéicos Hélix se entregaron a todos los placeres terrenales habidos y por haber con los clanes amigos.
La orgía duró hasta poco antes del amanecer.
Durante más de cuatro horas los Hélix copularon alegremente con todo hijo de vecino y la bacanal culminó con una saetera unión espiral de la fértil pareja. Los amigos se fueron marchando. Ciegos de placer y agotados por el esfuerzo físico, los Hélix se durmieron al romper el alba...
Neeeeena!!! Lévame unhas leitughas da horta!! ... Déixoche a saca en dous ouros!!.... Dios cho paghe con moitos fillos, boa moza!!"Vieja jodía, si se callara de una p..." pensó papá Hélix antes de volver a dormirse en un aletargamiento epifigrámico con su insaciable señora.
Y para cuando despertaron ya era demasiado tarde.
No tenían ni puta idea de donde estaban.
El agua les cubría por completo, un ruido ensordecedor los atormentaba y las fuertes corrientes los habían separado. Mamá Hélix pedía socorro y en vano gritaba esperando respuesta de sus retoños. La angustia se apoderó del todavía etílico papá Hélix al ver como fruto de la ansiedad mamá Hélix, a escasos decímetros de él, perdía el conocimiento y se hundía sin solución...
Y ocurrió el milagro. Pero no duraría mucho.
Como aún le duraba la mierda que se había agarrado el día anterior, papá Hélix, de nuevo reunido con su familia sobre superficie amiga, no acertaba a catalogar qué o quién les había rescatado. Seguían sin saber dónde estaban, pero tenían comida y estaban a salvo. O eso creían.
Agotado y aturdido, papá Hélix trató de proveer a sus traumatizados retoños con un poco de sustento. Haciendo eses, avanzó hacia la Gran Hoja de Lechuga que decoraba su horizonte arrastrando su pesado y viscoso cuerpo y cuando estaba a punto de alcanzarla...ZAS!!!
El vil Dr.Slump aniquiló a la triste familia de caracoles que había estado entreteniendo y acompañando a Arale mientras acababa de lavar la lechuga-ecosistema recién traída de la Plaza de Abastos.