Samuelito o Cómo convertir en dogmas tus pajas mentales

Un buen día de 1993 Samuelito Felipe Huntington publicó una divertida redacción en una revistilla que leen algunos señores que visten de traje y se juntan de vez en cuando a jugar al Risk, o al ajedrez planetario, que diría un tal Zbigniew Casimiro Brzezinski al que le cayeron muchas collejas en el cole hasta que supo pronunciar su propio nombre.

La redacción de Samuelito, venía en parte motivada porque no acababan de convencerle los cambios en las reglas del juego que proponía otro nené medio japo, Pacofú, que una noche de septiembre del 91 se enfadó cuando desaparecieron todas las fichas rojas del tablero y dijo algo así como:

-Jooooo, así es muy aburrido jugar, pa mi que sacabó la historia...

Samuelito ya se olía las argucias japoconfucianistas de Pacofú, a pesar de que fuera uno de los favoritos del momento. En plena rabieta y con el ego dolido, Samuelito Felipe mandó el ajedrez planetario a la mierda y se fue a canalizar su ira jugando con las clásicas miniaturas de indios y vaqueros y venerando a su amado Custer. Pero esta vez su vida cambió: Observó detalladamente los muñecos indios que había tenido olvidados durante años y para meterse en tema (uséase, excitarse) intentó buscar un referente más cercano de "indio" que las pelis de John Wayne, pero... Eureka! Samuelito se dio cuenta de que los indios ya no molaban nada como enemigo, sobretodo porque con la que lió el rosmón de Toro Sentado se le cortaba muchísimo el rollo, pero además porque con sólo pensar en las delicias sanguinolentas que le presentaban a diario los periódicos se le abría un mundo apasionante lleno de nuevos héroes y villanos.

-Buah, neno, Pacofú se va a cagar. Fin de las ideologías? Vaaale. Fin de la historia? Bueeeeno. Predominio de la economía? Y una mierda! Yo soy más guay que nadie, les salgo con una sobrada pseudo-cultureta/religiosa y se apuntan todos a mi rollo. Fijo.

Así fue como Samuelito ideó su modelo de 7 "civilizaciones" que consiste básicamente en La Elegida, uséase, la Occidental (que dicho sea de paso nunca ha roto un plato) en confrontación latente o lasciva con todas las demás: la Confuciana, la Japonesa, la Hindú, la Eslava-Ortodoxa, la Latinoamericana y la tan temible como sangrienta civilización Islámica, que en caso de aliarse con la Confuciana llegarían a la categoría de "archimalísimos". Los negros no existen, África tampoco y, precisamente por el choque civilizacional, el Occidente Judeocristiano jamás ha tenido nada que ver con los asesinos de la media luna en el estandarte y el que diga lo contrario es un traidor y merece morir.

Tiempo después, a unos cuantos kilómetros de Harvard, el desvergonzado Eduardito Alegre respondía...